Va, que lo estais deseando sinvergüenzas.
1) LOS TERCIOS ESPAÑOLES.
Posiblemente las unidades militares más efectivas de toda la historia, dominaron los campos de batalla europeos durante casi 200 años. Oficialmente fueron instaurados por Carlos I en 1534, aunque su origen data de finales del siglo XV con el ejército del Gran Capitan. Su nombre proviene de su estructura inicial, formados en un tercio por piqueros, un tercio por espadachines con escudos y otro tercio por ballesteros; adicionalmente eran apoyados por arcabuceros. Poco después los espadachines fueron eliminados y los arcabuceros pasaron a sustituir casi completamente a los ballesteros. A mediados del siglo XVI se introdujeron por primera vez los mosqueteros, dotados de mosquetes con mayor alcance y que hasta ahora solo se habían utilizado como defensa estatica en fortalezas. El Tercio de Galeras fue la primera unidad de infanteria de marina creada en el mundo.
La táctica de los tercios era la siguiente; los piqueros se oponían a la caballería enemiga y eran capaces de resistir prácticamente cualquier tipo de carga o asalto; los mosqueteros solían salirse de los cuadros y gracias al alcance de sus armas hostigaban a los piqueros enemigos. Finalmente la caballería atacaba a los mosqueteros enemigos. Ocasionalmente se apoyaba con artillería según la ocasión. Como las falanges griegas, los Tercios eran disciplinados y maniobraban con facilidad en el campo de batalla a las ordenes del comandante. Las maniobras se hacían en completo silencio y solo en el momento de la carga se permitía gritar ¡Santiago! o ¡España!. Fue solo a mediados del siglo XVII cuando los tercios españoles sufrieron sus primeras derrotas, en su mayor parte debidas a la inferioridad numérica y tecnológica y sobre todo a la debilidad económica y política de un Imperio ya en clara decadencia. Fue la batalla de Rocroi la que inició el fin de los tercios, acabando con su leyenda de imbatibilidad en 1643. La última victoria de un tercio español fue en Valenciennes en 1656.
2) «La Grande Armee».
Así se conoce comunmente al ejercito congregado por Napoleón Bonaparte durante sus campañas de principios del siglo XIX.
Recreación de una batería de artillería francesa.
El ejército francés se caracterizó por aunar novedosas tácticas de combate, un fuerte «esprit de corps» y el genio militar de Napoleón.
Las tácticas de la «Grande Armee» se apoyaban en 3 puntos: el masivo uso de la artillería de la que Napoleón era experto en su uso, concentrando los mayores trenes artilleros vistos hasta entonces. El uso de la caballería como elemento táctico en la batalla; la caballería por aquel entonces era básicamente un arma de un solo disparo, cuando era lanzada a la carga era prácticamente imposible de detener y después de finalizado el esfuerzo está solía quedar tan exhausta y dispersa que no volvía a poder emplearse. Napoleón equipó a su caballería con pistolas y carabinas, además de los sables para que hostigaran a la infantería que formaba en cuadro. Entonces era cuando entraba en combate la infantería francesa que, formada en linea y protegida de la caballería enemiga por sus propios escuadrones de coraceros y lanceros hacía valer el mayor poder de fuego contra los cuadros enemigos. El siguiente elemento decisivo era la Guardia Imperial. Un ejército dentro del propio ejército (al uso de las Waffen SS) poseía su propia caballería y artillería. Era la Élite de Napoleón aunque curiosamente rara vez la empleaba en combate y solo en los momentos más decisivos. De hecho, cuando lo hacía su sola presencia provocaba la desbandada del enemigo. La Guardia estaba formada por la Guardia Joven, la Guardia Media y la Vieja Guardia. Para pertenecer a la Vieja Guardia había que haber servido al menos 10 años en el ejército y medir 1’83 m, saber leer y escribir y llevar bigote. La Vieja Guardia además, se adornaba con grandes pendientes y cabellos trenzados.
La figura de Napoleón está indisolublemente unida a la de su ejército; su cenit llegó en la batalla de Austerlitz cuando observando la claridad provocada por los fuegos del campamento enemigo dedujo correctamente la disposición del ejército enemigo, debilitando intencionadamente su flanco para atacar el punto debil rival. Sin embargo tenía defectos; como Hitler años después, tendía a obviar todos aquellos detalles que estaban en contra de sus ideas preconcebidas y a menudo acabó tragado por su propia «realidad».
Tras el desastre de la Campaña Rusa en 1814 y su retorno del exilio, volvió a juntar a su ejército y aunque este ya no era el que fue, seguía siendo una poderosa fuerza. En Waterloo tuvo su última oportunidad de gloría pero se enfrento ya muy mermado a un Wellington en plenitud de facultades y a los extraordinarios cuadros ingleses. Como dijo Napoleón durante la batalla: «Todos sabían que la victoria era nuestra… menos el centro inglés!»
3) La «Wehrmacht».
La «Wehrmacht» eran las fuerzas armadas alemanas durante los años 30. Comprendía el Heer (Ejército), la Luftwaffe (Fuerza Aerea) y la Kriegmarine (Marina de Guerra).
Infantería alemana manejando un cañón antitanque, posiblemente de 37 mm.
El Ju-87 Stuka, ejecutando su característico «bombardeo en picado».
Un panzer II en acción. Inicialmente los tanques alemanes fueros diseñados como vehículos rápidos y maniobrables, adaptados a un tipo específico de guerra, la «blitzkrieg».
A pesar de la barbarie engendrada por el régimen nazi en toda Europa, es indiscutible la superioridad mostrada por el ejercito alemán durante casi toda la contienda, tanto a la ofensiva como a la defensiva en los últimos años de la guerra. Las campañas protagonizadas por la Wehrmacht durante 1939-42 se cuentan entre las más brillantes de la historia. Por entonces se decía que «no hay nada imposible para un soldado alemán».
El exito de los alemanes se basó en varios aspectos:
1) La calidad de los oficiales y el adiestramiento y disciplina de la tropa era casi incomparable.
2) Importante ventaja tecnológica, sobre todo en cuanto a la Fuerza Aerea.
3) El empleo de la velocidad y movilidad como arma.
4) La coordinación entre las diferentes armas (especialmente ejercito-fuerza aerea).
La táctica era la siguiente. Comenzaba el ataque con un profundo bombardeo aereo, principalmente destinado a los aerodromos enemigos, puestos de mando y nudos de comunicaciones. Después las divisiones panzer rompían el frente y avanzaban en territorio enemigo en forma de tenaza, envolviendo grandes formaciones enemigas. La infanteria con armas pesadas se encargaba de eliminar las bolsas mientras los panzer, apoyados por aviones de ataque a tierra que hacían las veces de artillería volante, seguían avanzando para atacar las lineas de suministro, comunicaciones y transportes enemigos. La campaña de Francia de 1940 o la invasión de la URSS en el 41 son ejemplos de lo devastadora y eficaz de estas tácticas.
En 1942, con la operación azul que llevó al desastre de Stalingrado, la wehrmacht alcanzó el máximo de su poder. La base de toda la estrategia alemana se basaba en elegir el lugar y el momento de los aatques para concentrar en el punto adecuado la mayor fuerza posible. Con la guerra en 2 frentes esto resultaba ya imposible, obligados a dispersas sus fuerzas los alemanes cedieron la iniciativa definitivamente tras la batalla de Kursk en julio de 1943. Varias de sus ventajas iniciales habían desaparecido tb; el entrenamiento de oficiales y tropa no podía mantenerse mientras el enemigo ganaba experiencia y las armas de los aliados ya no eran tecnologicamente inferiores (en algunos casos eran ciertamente mejores) pero sobre todo la industria alemana nunca pudo competir con la americana y la sovietica en una guerra total de larga duración. En otros casos (los más) fue la interferencia de un Hitler enloquecido y completamente fuera de la realidad y su camarilla guaraní tanto a nivel estratégico como táctico la causa principal de sus derrotas. En cualquier caso, la excelencia del ejercito alemán durante 1939-42 está fuera de toda duda y solo lo gigantesco de la empresa evitó su victoria total. «No hay casi nada imposible para un soldado alemán, salvo lo imposible»
Con esta tercera entrega finaliza mi serie sobre los mejores ejércitos de la historia; como siempre, no es un listado exhaustivo ni mucho menos, muchos me he dejado en el tintero, tales como el ejército prusiano de Federico el Grande, el ejértico regular norvietnamita, considerada la mejor infanteria ligera del siglo XX o por qué no el ejército zhulú de Cestwhayo que derrotó a los británicos en Isandlwana. Quizá todos ellos tengas cabida en algún post. El tiempo lo dirá.